31 may 2011

Desglobalización: Ultimo logro de la crisis global(*)


La colosal burbuja financiera especulativa que era la esencia de globalización ha explosionado como una estrella Supernova creando un agujero negro recesivo que está succionando la economía global. Salir de esta crisis no será fácil porque no existen recursos suficientes para rescatar el sistema financiero.

La escala y la velocidad de la contracción global es hoy sin precedentes con la caída libre de la producción en los países industrializados y la rapidez con que se desglobalizan las exportaciones, las importaciones, el consumo global, la inversión extranjera y el crédito internacional. Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, pronostica que la economía mundial se desinflará de 1 a 2 por ciento este año. Será la primera vez que no se expande desde la II Guerra Mundial. La colosal burbuja financiera especulativa que era la esencia de globalización ha explosionado como una estrella Supernova creando un agujero negro recesivo que está succionando la economía global. Salir de esta crisis no será fácil porque no existen recursos suficientes para rescatar el sistema financiero.

Todas las grandes empresas transnacionales, desde las constructoras de autos hasta las productoras de aparatos electrónicos, ven con alarma la disminución del consumo global de sus productos y optan por reducir su producción, cerrar sus factorías y despedir miles de trabajadores por todos los continentes. Asimismo, los países que contrataban gran cantidad de trabajadores extranjeros están despidiéndolos y tomando medidas contra la inmigración. Se considera que este año habrá entre 22 a 52 millones de desempleados adicionales en el mundo. Hoy, los tres factores de la producción, el capital, las mercancías y el trabajo se están desglobalizando.

Los 36 países mayores exportadores del mundo han disminuido sus exportaciones en un 20% como promedio. También, los países asiáticos que eran las estrellas de la globalización, por la imparable expansión planetaria de sus exportaciones, son ahora el más claro ejemplo de la desglobalización. La China ha reducido sus exportaciones en 18%, la India 12%, Hong Kong 40%,Taiwan 40%, Corea 17% y Singapur 16%. Esta disminución del comercio está dejando miles de barcos, alrededor del mundo, con las bodegas vacías. El comercio de contenedores ha colapsado en un 30%. Todo esto parece indicar que la nueva ley impuesta por la desglobalización es: el que vive exportando, muere exportando. (1)

En todo caso, esta ley se aplica con mucha exactitud a los países latinoamericanos (Perú) que creían que su crecimiento económico -basado en exportaciones primarias- los llevaría hacia el desarrollo. Ahora, con los precios bajos de éstas, todos esos países exportadores primarios salen sorprendidos del mito del desarrollo hasta la próxima bonanza de las materias primas, donde nuevamente volverán a creer que se están desarrollando. Según el reciente Informe del Banco Mundial (Global Economic Prospects 2009), todos los países subdesarrollados serán afectados por una contracción de sus exportaciones que coincidirá con una nunca vista reducción del crédito internacional y la inversión privada extranjera. Esta última ya ha caído en 17%. Además, según este informe, un nuevo aumento de los precios de los alimentos los afectará seriamente haciendo que cerca de 100 millones de personas serán precipitadas a la pobreza.

Cambiando a Adam Smith por Keynes para hacer lo mismo

Para enfrentar esta recesión desglobalizante, los economistas y los políticos, que vivían antes predicando con fervor el pensamiento único neoliberal, han tirado al tacho a Adam Smith, y se han convertido rápidamente en neokeynesianos. Así, ellos han legitimado rescates billonarios que han favorecido a banqueros e inversionistas irresponsables, pero que, según los nuevos keynesianos, eran el mal necesario que había que pagar para salvar al mundo de una gran una catástrofe económica.

Los repentinos neokeynesianos se empeñan en reflotar bancos moribundos, manteniendo banqueros insensatos que se asignan -en medio de la crisis- bonificaciones millonarias. De esta manera, los salvadores del sistema financiero no siguen los consejos de los Premios Nobel Joseph Stiglitz y Paul Krugman, que recomiendan intervenir los bancos insolventes, reestructurarlos, recrearlos o nacionalizarlos temporalmente.

Por otro lado, si los nuevos devotos de Lord John Maynard Keynes se hubieran molestado en leer sus obras se darían cuenta de que éste no estaría muy contento oyendo que su nombre se menciona constantemente para justificar que billones de dólares de dinero público se dediquen para comprar malas deudas y rescatar pésimos bancos, en vez de invertir esos recursos en la creación de empleo como él lo recomendaba.

También se darían cuenta de que todas las soluciones de Keynes eran para aplicarse en economías nacionales cerradas y no en una crisis global, donde se necesitaría coordinar todas las reactivaciones, algo que ahora es imposible porque cada potencia económica está buscando soluciones propias, no negociables internacionalmente, como la ha demostrado la reciente Cumbre del Grupo de los 20, en Londres

Pero lo más grave es que los neokeynesianos están inconscientemente reactivando un modelo económico que es ecológicamente insostenible. El mismo Presidente Obama ha afirmado públicamente que su reactivación tiene como finalidad restaurar el “sueño americano. Es decir, perpetuar un modelo global de sociedad que yo llamo el “Modelo California”, que consiste en un estilo de vida de consumo opulento y dispendioso, muy contaminante, que vomita toneladas de gases que recalientan el planeta y que ha terminado por crear colosales deudas privadas y públicas y una catastrófica crisis global de insolvencia. (2)

Hoy, la crisis de la globalización no solo plantea desafíos económicos sino también ecológicos. Sin embargo, todos los programas de reactivación de los países prósperos intentan rescatar el Modelo California. Algo que no tendrá viabilidad porque hoy Gaia -con su recalentamiento- se ha encargado de poner los límites al crecimiento de las sociedades opulentas de consumo. Hoy, más bien, se debe aprovechar la actual crisis de la sociedad de consumo como una oportunidad para iniciar seriamente el reemplazo de los hidrocarburos por energías renovables.


Se desglobaliza el poder mundial

Así como el derrumbe del muro de Berlín cambió el poder mundial de bipolar a unipolar, el colapso de Wall Street, la grave recesión de la economía de los Estados Unidos, los costos trillonarios de su reactivación y la consecuente expansión colosal de su déficit fiscal han hecho colapsar su poder unipolar y emerger un mundo “apolar”. Una situación geopolítica, donde los Estados Unidos ya no serán capaces de mantener 700 bases militares para proyectar su poder global y donde no existe otra gran potencia con el poder económico o militar para proyectar un poder global semejante. El mundo ha perdido así el Sheriff que pretendía vigilarlo y se dirige hacia una nueva era geopolítica de apolaridad, donde las grandes potencias brillan por su impotencia frente a un mundo sin gobernabilidad global, fragmentando por la crisis, la pobreza, el terrorismo, las guerras civiles, las luchas étnicas y el tráfico de drogas, de armas y de personas. (3)

Después de la guerra contra Georgia y el paseo de barcos y aviones de guerra rusos por el Caribe, muchos creyeron que estas demostraciones señalaban el renacimiento de Rusia como una potencia global. Sin embargo, la desglobalización de la demanda de petróleo y el desplome de sus precios demostraron que Rusia seguía viviendo económicamente como un país del tercer mundo, dependiendo de los precios inestables de las materias primas, sin recursos para proyectar poder global. También, China, la estrella de la globalización, ha sido señalada por muchos analistas como la futura potencia global del siglo XXI. Los que sostienen esto sólo ven la China del milagro económico, no ven la “otra China”, la que tiene 800 millones de pobres que está desvastada ecológicamente y ahora llena de protestas por el desempleo creciente y la destrucción del medio ambiente.

Más que proyectar poder estratégico global, China está preocupada hoy por la brutal caída de sus exportaciones, por el aumento notable del desempleo (25 millones) y la creciente protesta social. China no podrá entonces desviar enormes recursos para convertirse en una potencia hegemónica global como lo hicieron los Estados Unidos. Ninguna potencia regional puede repetir el poder global de los Estados Unidos porque es muy costoso. Los analistas que vieron a Rusia y China como las potencias regionales que llenarían la “vacante de potencia global”, dejada recientemente por los Estados Unidos, se equivocaron. El mundo es ya apolar y lo seguirá siendo, aun más, ahora con la crisis.

Tampoco la Unión Europea (UE) tiene cohesión política y espada para proyectar poder global. Además, ahora se encuentra seriamente divida porque Europa Occidental no acepta el rescate financiero que le ha solicitado Europa del Este. Esta división ha preocupado a los Estados Unidos que desean una Europa fuerte y unida que lo ayude en Afganistán y en el Medio Oriente. Por otro lado, los europeos no están de acuerdo con los Estados Unidos sobre cómo afrontar la crisis, todo lo cual ha hecho que el Grupo de los 20 sea una torre de Babel, incapaz de establecer una gobernabilidad financiera global que domestique la ferocidad de la crisis.

“Chinamérica”: el último bastión de la globalización

A pesar de los Comunicados del Grupo de los 20, hoy no existe una política global coordinada entre las grandes potencias económicas contra la crisis. Entonces, la recesion actual se podrá convertir en una gran depresión económica del tipo “L” (de larga duración como la de 1929) con una devastación social de insospechadas consecuencias. Lo único que podría impedir esta gran depresión “L” y hacer que la crisis sea menos intensa, sería la relación simbiótica financiera-comercial que tienen todavía los Estados Unidos y la China. En efecto, ambas economías funcionan hoy como un solo gran espacio financiero-económico, como un solo país, “Chinamerica”, donde China ahorra y presta y los Estados Unidos compran y se endeudan. (4)

No hay duda de que los Estados Unidos y China quieren mantener esta relación que los ayuda a sobrellevar la crisis. Por eso, la primera visita que hizo Hillary Clinton como Secretaria de Estado fue a China. Sin embargo, muchos analistas se preguntan hasta cuándo podrá Chinamérica durar. Y no les falta razón, porque su duración dependerá de que no se agraven los ya serios problemas domésticos de China. Hoy, docenas de millones de chinos han perdido su empleo en los últimos meses. Al lado de esto, los graves problemas ecológicos se están convirtiendo en una enorme protesta social. Más de un cuarto de millón de chinos mueren al año debido a la contaminación del aire. Otros cientos de miles se enferman por la polución del agua y unas 700 ciudades chinas sufren cortes de este elemento. Al mismo tiempo, los 800 millones de chinos pobres comienzan a perder la esperanza de tener un mayor nivel de vida, con la caída de las exportaciones y el crecimiento del desempleo.

Ante esta situación, el gobierno chino tiene dos opciones. La primera, mantener el status quo, reprimiendo las protestas y sólo mitigando hasta donde sea posible la situación social y ecológica. La segunda, dar una volta face antes de que la situación desestabilice el poder del partido comunista, abandonar Chinamérica y dedicarse a resolver los graves problemas domésticos con los recursos dedicados a comprar la deuda americana. Si esto último pasa, se termina Chinamérica y también la globalización. (5)

La desglobalización como una oportunidad

La desglobalización y la globalización no son en sí ni malas ni buenas, depende de la orientación que se les dé. Por ejemplo, la globalización de los derechos humanos, del deporte y del intercambio cultural entre las naciones es algo positivo. En cambio, la globalización del tráfico de drogas, personas y armas es algo negativo que hay que desglobalizar. En el caso de la globalización económica (1980-2008), ésta no ha sido positiva porque las finanzas especulativas crecieron delirantemente hasta el punto de dominar la economía real y hacer colapsar el sistema financiero global.

El valor de los activos financieros en los Estados Unidos llegó a ser, el 450% del valor del PBI y en Europa el 356%. También, el número de países del mundo donde el sistema financiero excedió el valor del PBI pasó de 33 a 72. Lo más grave fue que este enorme proceso de “financialización” de la economía mundial se hizo inventando nuevas y complicadas operaciones especulativas no transparentes que terminaron por provocar el colapso de todo el sistema financiero. (6)

Hoy este sistema es demasiado grande para salvarlo. En efecto, la deuda global del sistema financiero como consecuencia de especulación, sobre todo debido a los credit-default swaps (CDS) derivados, segurización de productos financieros y otros productos tóxicos, es hoy de 160 trillones de dólares, nada menos que tres veces el PBI del mundo. Es decir, tres veces más que toda la producción de todos los países del mundo juntos. Aunque se quisiera, no es posible rescatarlo, menos aún bombeándole a este agujero negro, constantemente dinero, de los contribuyentes que nunca será suficiente. (7)
La globalización ha “financializado” de manera tóxica toda la economía global. Hoy es necesario desglobalizar esta negativa función. La crisis es una oportunidad para desglobalizar estos productos financieros nocivos, terminar con la especulación y orientar las economías nacionales hacia una producción real de bienes y servicios que creen empleo y además que sean sostenibles con la ecología. La reactivación de las economías abre hoy sobre todo una oportunidad para ir cambiando nuestros patrones de consumo insostenibles, en particular, para desglobalizar el patrón de consumo energético insostenible de los hidrocarburos.

Todo esto hace que la crisis actual sea mucho más complicada que la de 1929. Ahora lo que está en juego, por primera vez desde la revolución industrial, es evolucionar hacia una civilización que produzca y consuma sin depredar su medio ambiente o sufrir tarde o temprano la revancha del planeta. Sin embargo, los neokeynesianos y los financistas del Grupo de los 20 siguen anclados en el siglo XX. No saben cómo aprovechar la desglobalización de un sistema financiero para crear una nueva economía global de mercado productiva, no especulativa, que cree empleo y que además que sea compatible con la ecología.

REFERENCIAS

(1) James Saft, Reuters Columnist, The Great Debate, 20 Abril 2009.

(2) Oswaldo de Rivero, El Mito del Desarrollo. Fondo de Cultura Económica. Lima, Perú. 2003.

(3) Oswaldo de Rivero, Artículo “La Caída del Muro de Berlín y el Colapso de Wall Street”, Le Monde diplomatique, Ed. peruana, noviembre 2008.

(4) El nombre original en ingles es “Chimerica”, invención del profesor Niall Ferguson de Harvard. Ver su libro “The Ascent

of Money”, Penguin Press, 2008. El autor de este artículo ha traducido el nombre original, “Chimerica” a “Chinamérica” para hacerlo mas gráfico en español

(5) Ibid.

(6) Mapping Global Capital Markets. McKinsey Report, Oct. 2009

(7) Saskia Sassen, “Too big to save: the end of financial capitalism”; opendemocracy.net, 1 Abril 2009


*Fuente:
de Rivero, Oswaldo**(25/5/09). Desglobalización. En:Le Monde diplomatique. Edición peruana. Año III, Número 25, Mayo de 2009. [En línea]. Disponible en: http://www.eldiplo.com.pe/desglobalizacion
** Embajador, dos veces , del Perú en la ONU (Ginebra y Neva York)

Ver también:

Jalife-Rahme, Alfredo (10/02/09). ¿Empezó la “desglobalización”?. En: Tribuna Hispana USA.[En línea]. Disponible en: http://www.tribunahispanausa.com/detallesdelanoticia.php?noticia=6196
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Manifestación Foro Social Mundial - Madrid 2009
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Enrique Dussel: Neoliberalismo y globalización 1:
Foro Social Mundial México 2008

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Enrique Dussel: Neoliberalismo y globalización 2:
Foro Social Mundial México 2008


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