9 mar 2009

El Salvador: se saca la sucia Arena de Saca

ARENA:
una genocida historia de paramilitarismo
y escuadrones de la muerte


El Partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) fue fundado en 1981 como la contraparte derechista de la insurgencia de izquierda, que buscaba eliminarla mediante una solución militar. Su creador fue el mayor Roberto D’Aubuisson, polémico personaje vinculado a los escuadrones de la muerte durante la guerra civil y candidato fallido en las elecciones presidenciales de 1984. En la década de los 90, reportes de las Naciones Unidas sobre derechos humanos en El Salvador responsabilizaban a ARENA de organizar escuadrones de la muerte y llevar a cabo masacres.

Bajo las condiciones extremas de la guerra civil en ese país, ARENA exhibió claramente la trayectoria y perfiles típicos de las organizaciones políticas de la extrema derecha latinoamericana, entre otros: vínculos empresariales, apoyo a proyectos conservadores católicos, relaciones con los republicanos estadounidenses, vinculaciones con sectores radicales del exilio cubano.
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Las tropelías de los escuadrones de la muerte

Un documento extenso editado por la "Revista raices" aclara la proveniencia de los escuadrones de la muerte, sus operaciones en El Salvador. Es un resumen detallado fundamentado con documentos desclasificados de la CIA, que nos da a conocer los orígenes del partido ARENA. Para muchos jóvenes y personas que aun no conocen de donde viene ARENA, este resumen es un aporte importante para informarse y tomarlo de referencia en el futuro.

Redacción de Revista Raíces:

En octubre y noviembre de 1993, un brote de asesinatos en El Salvador de miembros prominentes del antiguo movimiento rebelde, Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, amenazó con socavar la paz que tan arduamente se había ganado en El Salvador y al mismo tiempo arrojaba dudas sobre la posibilidad de llevar a cabo elecciones libre y justas.

Preocupados que todo el proceso se podría entorpecer y por la seguridad de sus miembros, oficiales de alto rango del FMLN se reunieron con oficiales de las Naciones Unidas para solicitar una investigación inmediata de la violencia.

En noviembre el Sub-Secretario de las Naciones Unidas Marrack Goulding hizo una visita especial a El Salvador para investigar y el Secretario General de las Naciones Unidas pidió una investigación “imparcial, independiente y creíble” de los grupos armados ilegales, como lo hubo recomendado las Naciones Unidas a la Comisión de la Verdad en El Salvador.

Después de semanas de difíciles negociaciones a inicios de diciembre, el presidente Alfredo Cristiani finalmente acordó la formación de un “grupo conjunto” cuyo mandato sería investigar grupos armados ilegales y su posible participación en la violencia política de los dos años después de haberse firmado los acuerdos de paz.

Aunque los firmantes de los acuerdos y las Naciones Unidas reconocieron las implicaciones de la reciente violencia para mantener la posibilidad de elecciones libres y justas, ellos también entendieron que una investigación al más alto nivel, podría desacreditar a ARENA, el partido gobernante el cual estaría ligado a las actividades de los escuadrones de la muerte en el pasado, y podría crear mucha mas inestabilidad al proceso político al provocar una respuesta violenta de los grupos de ultra-derecha.

De tal manera, que fue logrado un acuerdo, sin embargo, el “grupo conjunto” no daría a conocer el reporte sino hasta después de las elecciones.

El Centro de Política Internacional efectuó su propia investigación de los escuadrones de la muerte salvadoreños basado en doce mil documentos que fueron previamente clasificados y dados ha conocer por la administración Clinton el pasado noviembre en respuesta a una solicitud del Congreso. Los documentos dados ha conocer por el arrojaron una nueva luz sobre lo que el gobierno de los Estados Unidos supo sobre Departamento de Estado, La Central de Inteligencia y el Departamento de Defensala estructura, operación y financiamiento de los escuadrones de la muerte desde finales de los 70 y en los 90.
Cables y reportes de la embajada de los Estados Unidos en San Salvador revelan la participación de oficiales de alto rango de las fuerzas armadas y de ARENA en la planificación y operación de las actividades de los escuadrones de la muerte en El Salvador a través de los 80 y los 90. Más aún, documentos de los 90 conectan a tales actividades, incluyendo un intento de golpe para derrocar al presidente Cristiani, a altos miembros del gobierno de ARENA y las Fuerzas Armadas, incluyendo, entre otros, al Vice-Presidente Francisco Merino, El Presidente de la Corte Suprema de Justicia Mauricio Gutiérrez Castro, Coronel Sigifredo Ochoa Pérez, General Juan Orlando Bustillo, y Coronel Francisco Elena Fuentes.

(1) Los documentos estadounidenses reflejaron una imagen perturbadora de las raíces del terrorismo de la derecha en El Salvador, del papel de ARENA en la formación de estructuras paramilitares y de la participación de altos miembros de las Fuerzas Armadas en las actividades de los escuadrones de la muerte.

Aunque este reporte se concentra en los asesinatos de civiles por los escuadrones de la muerte y en particular en la estructura paramilitar de ARENA, la cual trabajó estrechamente con las unidades de inteligencia de las fuerzas de seguridad y el ejército, los documentos de los estadounidenses también sugieren que en los 80 y 90 los escuadrones de la muerte fueron dirigidos desde fuera de las fuerzas de seguridad y el ejército.

( 2) Esos grupos usualmente operaban fuera de la S2 una unidad de inteligencia que frecuentemente de alguna manera involucró civiles.

(3) Aunque este reporte se concentra en el papel de la ultra-derecha y en particular en como el partido ARENA apoyó la violencia en El Salvador, nosotros no deseamos minimizar la importancia del papel de las instituciones en las actividades de los escuadrones de la muerte.

Este reporte basa su análisis de los antecedentes históricos de la actual violencia política en estos documentos recientemente dados a conocer por el Departamento de los Estados Unidos, los cuales incluyen tráfico de cables de la embajada Estadounidense y reportes preparados por analistas.

Alguna información en este reporte no puede ser exacta; más aún, alguna fuente pudo haber proveído información falsa. No obstante, los documentos reflejan que algunas agencias del gobierno estadounidense tuvieron un extenso conocimiento, mucho de este contundente, sobre las operaciones de los escuadrones de la muerte y aquellos involucrados en las actividades de planificación, financiamiento y niveles operacionales.


Orígenes de los escuadrones de la muerte en El Salvador

La organización paramilitar creada por d’Aubuisson, personas con poder económico y ex y miembros activos del ejército encuentran sus origenes en lo que la CIA denominó “larga historia de El Salvador en el uso de la violencia política como una herramienta, quizás marcada de manera mas dramática, por su extensa represión y asesinatos de campesinos después de la fracasada rebelión campesina en 1932.

(4) La organización primaria es la Organización Democrática Nacional (ORDEN) un grupo apoyado por el gobierno creado en 1966 para contra restar el surgimiento de actividades políticas entre campesinos y obreros urbanos. De acuerdo a un reporte de la CIA con fecha marzo 18, 1981, ORDEN fue constituida por decenas de miles de campesinos conservadores y sirvieron como una herramienta para el aterrizaje de dicha organización. ORDEN incluyó personal retirado de las Fuerzas Armadas quienes fueron parte de la reserva nacional. Hasta su desmantelamiento oficial en 1979 ORDEN sirvió principalmente como una organización dedicada a la colección de información de inteligencia, identificando y tomando acción contra quienes ellos consideraban enemigos del régimen.

ORDEN fue creada bajo la dirección del coronel, José Alberto “chele” Medrano, el ultra derechista antiguo jefe de la guardia nacional, padre de la agencia de inteligencia ANSESAL (también disuelta en 1979 en el tiempo del golpe de estado de los militares reformistas) y mentor del mayor Roberto d’Aubisson quien fue número tres de ANSESAL en el momento de su disolución.

La formación de ANSESAL agencia especial de inteligencia se produjo en 1962 por el Coronel, Medrano. Esa agencia fue transferida del Ministerio de Defensa a la Casa Presidencial en 1965, donde esta vino a ser la agencia salvadoreña de inteligencia.

En 1967, fue adoptado el nombre de ANSESAL y el director de esa agencia sirvió como un consejero del presidente en asuntos de seguridad interna. Su principal trabajo fue colectar información de inteligencia de los grupos de izquierda y sus actividades. Su sección de operaciones condujo interrogaciones e investigaciones y trabajo en contrainteligencia y propaganda e intercambió información con la Guardia Nacional, la Policía Nacional y ORDEN.

De acuerdo a una variedad de fuentes, D’Aubisson robó los archivos de ANSESAL al momento de su salida de esa organización en 1979, y usó la información de esos archivos para planificar y realizar actividades terroristas. ORDEN de la cual su estructura básica permaneció intacta no obstante su disolución oficial, serviría como una red para grupos paramilitares diseminados en todo el país.
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Orígenes de ARENA

La Alianza Republicana Nacionalista, mejor conocida como ARENA, fue “fundada en 1981 por Roberto d’Aubisson un ex oficial de inteligencia del ejército quien fue degradado después del fallido intento de golpe de estado.”

(6) De acuerdo a una evaluación de inteligencia de la CIA, “detrás de la imagen externa de ARENA se esconde una red terrorista encabezada por d’Aubuisson y sus corruptos seguidores y la cual es financiada por ex patriados salvadoreños de poderosa posición económica residentes en Guatemala y los Estados Unidos.

(7) Documentos de los Estados Unidos demuestran que en el momento de su formación, ARENA fue principalmente una organización paramilitar.Y aunque ARENA se convirtió en un partido político, este nunca perdió su característica paramilitar, y aunque algunos de sus miembros, incluyendo el presidente Cristiani, buscaron distanciarse de la tendencia mas violenta de ese partido.
En mayo de 1980, en una finca en Santa Tecla, tropas del gobierno arrestaron a un grupo de 24 individuos, consistentes de civiles adinerados y activos y retirados oficiales del ejército, incluyendo al Mayor d’Aubisson, Mayor Roberto Mauricio Staben, Capitán Alvaro Saravia, Teniente Rodolfo López Sabrían, Antonio Cornejo, Ricardo Valdivieso y otros individuos conectados a la extrema derecha.

De acuerdo a los documentos de los Estados Unidos al momento del arresto, fueron confiscados documentos, aparentemente de propiedad de d’Aubisson, los cuales daban claras indicaciones del golpe que planeaban los derechistas, incluyendo una proposición para formar una nueva junta.



(8) Entre los documentos confiscados estaba el libro de anotaciones de Alvaro Saravia, el cual incluía información de la participación de miembros de ese grupo en el asesinato del Arzobispo Oscar Arnulfo Romero y en otras actividades paramilitares.

Pero, no obstante la evidencia contra el grupo de golpistas, ellos fueron puestos en libertad unos días después, y d’Aubisson se fue del país, y procedió a recaudar fondos y apoyo internacional para su partido político Frente Amplio Nacional, el antecesor de ARENA.

Durante este tiempo, d’Aubisson recibió apoyo táctico y financiero de Salvadoreños adinerados que vivían en el exilio. De acuerdo a un cable del Departamento de Estado de diciembre de 1980, una fuente confiable indicó que un grupo de cuatro salvadoreños viviendo en Guatemala ofrecieron apoyo para muchas de las actividades que llevaron a cabo aquí grupos terroristas de derecha.

El grupo consistió de Roberto d’Aubisson, Coronel, Eduardo Meléndez, Coronel, Eduardo Iraheta Gónzalez Suvillaga y Coronel, Eulalio Santibáñez. De acuerdo a la fuente, d’Aubisson “mantuvo contactos directos con el Ministro de Defensa García,” encabezó la Brigada Anti-Comunista Maximiliano Hernández Martínez” y fue el responsable de crear algunos de los escuadrones de la muerte.”

(9) Miami también ofreció una importante conexión para las actividades de los escuadrones de la muerte. En Enero 1981 un “altamente respetado abogado salvadoreño informó al embajador Robert White y al encargado de la misión diplomática Mark Dion” que un grupo de seis millonarios salvadoreños residentes en Miami estaban financiando y dirigiendo las actividades de los derechistas escuadrones de la muerte desde hacia un año,” y que ellos estaban amenazando a otras personas de negocios quienes no estaban cooperando con su plan político.

De acuerdo a esa fuente, ese grupo de seis extremadamente ricos terratenientes quienes perdieron grandes extensiones de tierra en la fase uno de la reforma agraria tuvieron la estrategia siguiente:

Para reconstruir el país sobre una nueva fundación este debe ser destruido totalmente, la economía debe ser dañada, el desempleo debe ser masivo, la junta debe ser derrocada y un “buen” oficial del ejército debe tomar el poder e iniciar una limpieza total asesinando trescientos, cuatrocientos o quinientos mil personas, cualquiera sea el precio que tome deshacerse de los comunistas y sus aliados.

D’Aubisson también viajó a Sur América durante ese periodo para buscar apoyo para sus actividades. Un memorando de la embajada de los Estados Unidos en Argentina fechado el 5 de enero de 1981 narra una conversación con un agente de inteligencia argentino quien reportó que d’Aubisson hubo estado en Buenos Aires, donde él recibió substancial apoyo financiero de civiles derechistas en Argentina.

Fue justamente en ese periodo que ARENA nació como un partido político, algunos dicen que esto ocurrió debido al apoyo de consejeros estadounidenses en Miami, y el Congreso de los Estados Unidos.

Salvadoreños adinerados y miembros del ejército se dieron cuenta que en el nuevo clima político, marcado por la presión de los Estados Unidos para que se realizaran elecciones libres y justas un partido era necesario para representar sus intereses a nivel político.

d’Aubuisson regresó a El Salvador y ayudó a fundar ARENA en Septiembre de 1981. El nuevo partido ganó las elecciones legislativas de 1982, pero perdió las elecciones presidenciales de 1984, y finalmente, ganaron la presidencia en 1989 después de un cambio de imagen.

(13) Los escuadrones de la muerte de ARENA y su conexión con el ejército en su estudio de octubre de 1983 Estudio selectivo sobre los escuadrones de la muerte, la CIA y el Departamento de Estado describen en detalles de la estructura y operación de los escuadrones de la muerte de ARENA: La organización paramilitar de la Alianza Republicana Nacionalista ARENA, fue organizada y es dirigida por el Dr. Pedro Regalado Cuellar…. El jefe de seguridad de la asamblea legislativa. Las actividades de esos grupos son realizadas con la aprobación y el conocimiento del líder y presidente de la asamblea legislativa Roberto d’Aubisson. Este escuadrón ha recientemente utilizado el nombre “Partido Secreto Anticomunista (ESA) de manera de tener un frente publico para emitir comunicados y amenazar a personas mientras encubrían la verdadera fuente de violencia.

El número de miembros de los escuadrones de la muerte de ARENA varió de entre 10 y 20 individuos, compuestos por miembros del Ejército, la Policía Nacional, la Policía de Hacienda y civiles seleccionados.

Los grupos se encargaron de cometer asesinatos, secuestros, torturas e intimidación política. Sus principales objetivos fueron los revolucionarios de izquierda y miembros del Partido Demócrata Cristiano, sus principales rivales por el poder.

Los miembros de esos grupos extremistas se veían, así mismos, como vigilantes de quienes el único propósito era proteger El Salvador de maneras que el ejército no pudiera atarles sus manos en su lucha contra la guerrilla. En el nivel político los areneros vieron un descontento ciudadano como una ventaja para el PDC.

Ellos percibieron al Partido Demócrata Cristiano como un enemigo de casi igual a la guerrilla. El estudio describe como las organizaciones paramilitares anexas a ARENA ocasionalmente operaron en coordinación con escuadrones de la muerte compuestos principalmente de miembros de la policía nacional, y como ese cuerpo de seguridad proveería armas de apoyo a las operaciones paramilitares de ARENA, específicamente, los documentos describen la participación de René Emilio Ponce en las actividades de los escuadrones de la muerte a principios de los 80. René Emilio Ponce fue otro simpatizante de las actividades de los escuadrones de la muerte de ARENA, quien además fue miembro de los escuadrones paramilitares de la Policía Nacional y fue Director del Departamento General de Tránsito de la Policía Nacional.

Ponce dio asistencia a Regalado y a su equipo en la adquisición y documentación de vehículos usados en actividades terroristas. Ponce, la cabeza de la Tandona, la poderosa clase militar de 1966, vendría a ser mas tarde Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas salvadoreñas y luego Ministro de Defensa y está implicado por la Comisión de la Verdad en el asesinato de seis jesuitas, su ama de casa y su hija.

En 1983, otra fuente proporcionó a la embajada de los Estados Unidos una escalofriante historia de cómo las operaciones de los escuadrones de la muerte fueron planeadas, financiadas y ejecutadas.

De acuerdo a la fuente, esos escuadrones de la muerte de la derecha, los cuales estuvieron conectados al grupo de d’Aubuisson recibieron sus órdenes de un miembro de la familia Sol. Miembros jóvenes de la familia Sola y algunos miembros de la Asociación Nacional de la Empresa Privada ANEP….la cadena de comando incluyó “ intermediarios” que tuvieron contacto con oficiales retirados quienes fueron a diferentes cuerpos de seguridad como “hombres de maletines negros” sobornando y reclutando adeptos. Los mas recientes miembros de los escuadrones de la muerte fueron reclutados de bajos y medios niveles (capitanes y mayores) de las diferentes fuerzas de seguridad.
Los asesinos a sueldo se encuentran al final de una jerarquía vertical encabezada por los jefes a quienes los soldados no conocieron. Los documentos de los Estados Unidos ofrecen evidencias substanciales señalando la participación de las fuerzas de seguridad, incluyendo la Policía Nacional, la Guardia Nacional, y la Policía de Hacienda en las actividades de los escuadrones de la muerte a través de los 80 y ligando dichas actividades a ARENA.

Aun durante ese periodo, el gobierno de los Estados Unidos públicamente señaló que las actividades de los escuadrones de la muerte fueron atribuidas a extremistas de derecha más que al gobierno mismo. Sin embargo, el gobierno estadounidense supo que ciertos miembros de las Fuerzas Armadas y fuerzas de seguridad pudieron haber estado ligados a las actividades de los escuadrones de la muerte, pero negó responsabilidad institucional. Los documentos de los Estados Unidos, sin embargo, demostraron, que altos miembros de las fuerzas de seguridad y el ejército estuvieron involucrados en tales actividades.
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Por ejemplo, en 1983, el capitán Eduardo Alfonso Avila, un socio cercano de d’Aubuisson quien fue implicado en los asesinatos del Arzobispo Romero en marzo de 1980 y de dos asesores laborales de los Estados Unidos y el presidente del ISTA, hecho ocurrido en el hotel Sheraton en enero de 1981, efectuó una visita clandestina a El Salvador que atrajo la atención de el servicio local de inteligencia de los Estados Unidos.

Aunque legalmente sujeto a ser arrestado bajo cargos de deserción, el capitán Avila retornó con la ayuda de simpatizantes del servicio de inmigración y vivió aquí bajo la protección de la guardia nacional. De acuerdo a un documento de 1983, de la CIA y el Departamento de Estados de los Estados Unidos, entre los visitantes que Avila recibió en ese viaje estuvieron: Roberto d’Aubuisson, Teniente Roberto Staben, probablemente miembro de los derechistas escuadrones de la muerte “unión de guerreros blancos”, Mayor Enzo Guillermo Rubio, Jefe de la Policía Nacional de Santa Ana, Teniente, Arístides Márquez, cabeza de los escuadrones de la muerte de la Policía Nacional, Capitán Rafael López Dávila, supervisor de las cárceles secretas de las Policía Nacional, Capitán Francisco Morán Recinos oficial de la Policía de Hacienda, Teniente Joaquín Zacapa, ejecutivo del destacamento militar número seis (la unidad involucrada en la masacre de Las Hojas), Teniente René Emilio Ponce, miembro de los escuadrones de la muerte de la Policía Nacional, Teniente Rodolfo Isidro López Sabrían quien junto a Avila ordenaron la ejecución en los asesinatos del hotel Sheraton, Teniente Mario Denis Morán, líder de los recientemente organizados escuadrones de la muerte en el Centro de Ingenieros de la Fuerza Armada (los cuales pueden haber usado el nombre Brigadas Anticomunistas General Maximiliano Hernández Martínez). Todos los visitantes probablemente representan a la mayoría de los elementos de la sub-cultura terrorista de derecha de El Salvador.

Como esos documentos indican, a través de los 80, ARENA frecuentemente actuó como una organización sombrilla para una diversidad de escuadrones de la muerte, incluyendo aquellos que operaron afuera de las fuerzas de seguridad para controlar el trabajo de los distintos grupos paramilitares y reunirlos bajo un plan político unificado.

Una evaluación de inteligencia de la CIA en 1985 reportó el amplio apoyo para el terrorismo de derecha de ARENA. El reporte señaló que los métodos usados frecuentemente sugirieron que los escuadrones de la muerte tenían una capacidad a lo largo del país. Hubo evidencia substancial de una relación de trabajo con las fuerzas de seguridad y entre organizaciones clandestinas muchas de las cuales se cree tuvieron nexos directos con d’Aubuisson y la estructura paramilitar de ARENA, tales como: La Brigada Anticomunista Maximiliano Hernández Martínez, Ejército Secreto Anticomunista (ESA) y la Unión Guerrera Blanca.

De acuerdo a una fuente: el ESA es solo una de las cabezas de la misma bestia. Hay grupos similares a lo largo de todo el país, incluyendo el grupo salvadoreño anticomunista (GAS) y el ESA en el centro de El Salvador. Todos estos grupos son controlados por los mismos “jefes”. La apariencia de ser fracciones independientes solo es un subterfugio para dar la impresión de tener participación de las masas y ser de responsabilidad multifocal. Algunas veces, el Mayor d’Abuisson daría una orden directamente; en otras ocasiones los superiores de d’Aubuisson tomarían la iniciativa.

Visita del Vicepresidente Bush

A finales de noviembre de 1983, a raíz del incremento de la violencia por los grupos paramilitares de derecha y de los escuadrones de la muerte del ejército y una clara evidencia de una conexión en Miami, el director del FBI inició una investigación formal en relación a grupos de individuos operando desde Miami quienes estaban deliberadamente recogiendo fondos y armas para los escuadrones de la muerte en El Salvador.” A principios de Diciembre, el oficial político del Departamento de Estado Todd Greentree viajó a Miami para discutir las actividades de la derecha con dos grupos de Salvadoreños adinerados. Dos de las fuentes fueron simpatizantes de José Alberto Medrano, a quien Greentree describió como

“El Padrino” de los oficiales derechistas como el ex Mayor Roberto d’Aubuisson, Teniente-Coronel Mauricio Staben, ex Mayor Guillermo Roeder y ex- Coronel Ramón González Suvillaga.” De acuerdo a Greentree. Todas las fuentes establecieron que los miembros de ARENA estaban dirigiendo las actividades de los escuadrones de la muerte en asociación con miembros de las fuerzas de seguridad. Ellos mencionaron figuras importantes de ARENA… ellos asumieron que miembros de las fuerzas de seguridad estuvieron colaborando, al menos en un bajo nivel…ninguna de las fuentes tuvo la voluntad o fue capaz de nombrar a miembros de la Fuerza Armada o de los expatriados residentes en Miami que podrían estar participando en las actividades de la extrema derecha.Las fuentes coincidieron en mencionar que jóvenes adinerados estaban probablemente participando en la violencia creada por ARENA.

En ese contexto fue que el Vice-Presidente George Bush, acompañado del Coronel, Oliver North, hizo una importante visita a El Salvador en diciembre de 1983, trayendo con él una lista de nombres de oficiales y civiles involucrados en las actividades de los escuadrones de la muerte.

En las reuniones con el presidente Magaña y altos líderes del ejército Bush hizo hincapié en que la administración Reagan buscaría un aumento en la ayuda de ese país para el gobierno, solo si el mismo gobierno y el ejército tomaran pasos firmes para resolver el problema de los escuadrones de la muerte. Bush insistió que ciertos elementos del ejército y civiles ligados a esas actividades fueran asignados en labores en el extranjero y pidió el arresto del capitán Avila y demandó que otros fueran arrestados y procesados judicialmente.

Aunque el presidente Magaña prometió a la Embajada de los Estados Unidos que esas medidas serían tomadas para cumplir con esas recomendaciones, un mes después de la visita de Bush la CIA dijo: “el esfuerzo por el gobierno civil y el alto mando militar para romper el esquema de violencia de la derecha pareció enfocado exclusivamente para apaciguar a Washington.”

Documentos describen cómo las medidas que fueron tomadas por el gobierno para transferir dos oficiales de inteligencia de la Policía Nacional al extranjero fueron contrarrestadas por el ejército al asignar oficiales ultraderechistas ligados a los escuadrones de la muerte, a los cargos vacantes.

Aún más, otros notables extremistas de ultra derecha fueron asignados a destacamentos prestigiosos. Esos nombramientos incluyeron a los Tenientes-Coroneles Morán, Zepeda, Zacapa, Ponce y Staben, todos cercanos colaboradores del ultra derechista Roberto d’Abuisson y su Alianza Republicana Nacionalista, ARENA.

Continúan las actividades paramilitares

Aunque el estilo de asesinatos de los escuadrones de la muerte declinó después de la visita de Bush en 1983, los documentos de los Estados Unidos señalan que los escuadrones de la muerte continuaron operando en El Salvador en la década de los 80.

Menos de seis meses después de la visita de Bush, el General estadounidense Vernon Walters se reunió con d’Aubuisson para informarle que el presidente Reagan estaba altamente preocupado por lo que él creyó ser una información confiable que gente de ARENA estaba fraguando el asesinato del embajador Pickering y otros.”

En Febrero de 1985, la CIA concluyó que no obstante el esfuerzo oficial para disminuir las actividades de los escuadrones de la muerte, su estructura permaneció intacta, y ARENA continuó a contribuir a la violencia.
Como un reporte indicó: El abanderado ultraderechista Roberto d’Aubisson y miembros de su Alianza Republicana Nacionalista, ARENA, dirigieron y cooperaron con algunos grupos terroristas. Aunque nosotros percibimos que la red terrorista interna de ARENA es solo un componente de un fenómeno mucho más amplio de la violencia derechista en El Salvador, la actitud y metas del partido ARENA influenció perspectivas extremistas en general y por añadidura, ayudó a determinar las posibilidades para el resurgimiento de la violencia.

Un caso que estuvo cerca de revelar la estructura y operación de las actividades de los escuadrones de la muerte en El Salvador ocurrió en marzo y abril de 1986, donde altos miembros de ARENA y del ejército cercanos colaboradores de d’Aubisson se vieron implicados en secuestros para obtener fondos. La banda no fue un escuadrón de la muerte ya que los secuestradores no asesinaron a sus víctimas. Más aun las víctimas no fueron colaboradores de la guerrilla, sino, individuos adinerados, de alguna manera ligados a ARENA. No obstante, su estilo de operar fue similar a un escuadrón de la muerte: los secuestradores pretendieron ser miembros del FMLN, pero las armas y los vehículos usados pertenecieron al ejército y una alianza existió entre civiles y miembros del ejército. Más aún, muchos de esos implicados en la banda estuvieron asociados a los escuadrones de la muerte en el pasado.

En marzo 30, en conexión con uno de esos secuestradores, Orlando LLovera Ballete, el suegro de López Sabrían, fue arrestado, interrogado y comenzó a hablar. El mencionó a varios civiles y militares ligados a d’Abuisson, incluyendo Antonio Cornejo Arango, quien estaba implicado en el plan para asesinar a Pickerin, Coronel Carlos Alejandro Zacapa Butter, Oficial Ejecutivo del Regimiento de Caballería y el Mayor José Alfredo Jiménez Moreno, ex Oficial de Inteligencia de la Quinta Brigada. Coronel Roberto Mauricio Staben, un miembro de la Tandona, la clase militar poderosa a la que perteneció Ponce, y Joaquín Zacapa fueron implicados en el caso. Varios individuos fueron detenidos en conexión con el caso. Aunque inicialmente, el liderazgo militar indicó que ellos aceptarían medidas disciplinarias contra sus colegas, varias semanas mas tarde, representantes de la Tandona informaron al presidente Duarte que no sería posible procesar judicialmente a Staben por su participación en la banda de secuestradores, debido a la falta de suficientes evidencias.

Ese caso es notable por que aun los sectores más poderosos de la sociedad fueron incapaces de obtener justicia contra esos grupos de poderosos civiles y oficiales del ejército. Eventualmente los cargos fueron retirados contra la mayoría de los acusados, pero no antes que algunos individuos murieran bajo circunstancias inusuales, incluyendo Sigifredo Pérez Linares, uno de los líderes de los escuadrones de la muerte operando fuera de la Policía Nacional, quien murió bajo custodia policial. Joaquín Zacapa, Carlos “sandi” Zacapa, y Víctor Antonio Cornejo Arango vinieron a ser fugitivos de la justicia. Solo López Sabrían está guardando prisión por su participación en la banda de secuestradores.

En 1988, miembros de ARENA también estuvieron implicados en un intento de frustrar la extradición a El Salvador de Alvaro Saravia por su participación en el asesinato del Arzobispo Oscar Romero. Saravia, un ex Oficial de la Fuerza Aérea, estuvo entre los capturados en una finca en Santa Tecla en 1980 y él era el propietario de la famosa libreta de notas la cual descubrió la participación de civiles adinerados y miembros del ejército en actividades paramilitares.

El gobierno de los Estados Unidos especuló que el círculo de amistades de d’Abuisson estuvo conectado a la defensa de Saravia. Posteriormente, en agosto de 1988, el abogado estadounidense de Saravia presentó a la corte estadounidense un documento para revocar la orden de arresto contra Saravia, documento que el abogado dijo que provenía de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador.

De hecho, el documento fue el borrador de la opinión de un abogado civil salvadoreño quien se desempeñaba como un juez administrativo, y el documento fue enviado desde la maquina de fax de las oficinas de mariscos Tazumal, una compañía de pescados y mariscos la cual tenía en su junta directiva a Roberto d’Aubisson, Víctor Cornejo Arango, Teniente Coronel Joaquín

Zacapa y Teniente Carlos “sandi” Zacapa, así lo establecieron cables del Departamento de Estado en Octubre de 1988. La identificación de la maquina de fax de mariscos Tazumal claramente conectó a la defensa de Saravia a una esfera de golpistas, jefes de escuadrones de la muerte, secuestradores, ladrones de niños, locos colocadores de bombas, ladrones de carros y otro tipo de actividades criminales.

Ninguno de ellos ha sido condenado, y su procesamiento judicial es improbable debido a que d’Aubisson y sus asociados estén libres para manipular el sistema judicial Salvadoreño. Los esfuerzos de extradición no fueron exitosos, pero Alvaro Saravia, daría al gobierno de los Estados Unidos información clave sobre las actividades de los escuadrones de la muerte.

En adición a la implicación de d’Aubisson, Eduardo Avila y Ernesto Sagrera en el asesinato del Arzobispo Romero, él también declaró que d’Aubuisson hubo ordenado el secuestro de Emilio Charur en una reunión sostenida en la casa de Armando Calderón Sol, candidato presidencial de ARENA para las elecciones de Marzo de 1994.

¿Puede ARENA romper con su pasado violento?

A través de los 80, escuadrones de la muerte derechistas jugaron un papel desestabilizador en la política salvadoreña. Aunque en reposo durante ciertos periodos, los escuadrones de la muerte fueron reactivados cuando fue necesario para llevar a cabo el plan político de ARENA.

En Octubre de 1983, la CIA y el Departamento de Estado, en su selectivo estudio de los escuadrones de la muerte, dijo lo siguiente acerca del contexto en el cual las organizaciones paramilitares de ARENA estaban operando:

La Alianza Republicana Nacionalista, ARENA y su líder Roberto d’Aubuisson han consolidado su poder y ahora se sienten capaces de actuar con relativa impunidad contra aquellos que son percibidos como sus enemigos. Al mismo tiempo, sus rivales democráticos por el poder han mejorado sus organizaciones, ampliado sus bases políticas y amenazan con derrotar a ARENA en las próximas elecciones. Los derechistas también se siente amenazados por el rumbo de la política “liberal” ejemplificada por el programa de amnistía del gobierno, las conversaciones de paz entre el gobierno salvadoreño, el gobierno estadounidense y los líderes de la guerrilla y programas socio-económicos tales como la reforma agraria y en respuesta ellos han implementados campañas designadas a descarrilar esos programas, castigando a aquellos que implementan cambios e intimidando a otros que respaldan esos programas.

Hoy, ARENA se convirtió en el partido del sector privado de la derecha. Aun después de la muerte de D’Aubisson en 1992, ultra derechistas quienes formaron parte del partido, aun se encuentran en su núcleo.

Documentos de los Estados Unidos revelan que, a mediados de los 90, miembros de ARENA cercanos a d’Aubuisson discutieron métodos para asesinar al Presidente Cristiani, quien es visto como un miembro moderado del partido. Tales individuos incluyeron d’Aubisson, el Vice-presidente Francisco Merino, y otros salvadoreños adinerados, quienes supuestamente pagarían a los miembros de los escuadrones de la muerte y cubrirían sus gastos. Francisco Merino recientemente negó su participación en las actividades de la muerte, mientras reconocía que los escuadrones de la muerte fueron una realidad en El Salvador. El presidente de la Corte Suprema de Justicia Mauricio Gutiérrez Castro y el Coronel Sigifredo Ochoa también fueron implicados en el intento de asesinato de Cristiani, por ser leales a d’Aubisson.

Más aún, en diciembre de 1990, el Departamento de Estado expresó seria preocupación por un reporte de un intento de revitalizar los escuadrones de la muerte de derecha y por la participación de d’Aubuisson, Coronel, Ochoa, Juan Bustillo, Elena Fuentes y otros.

Los cables indican que el Departamento de Estado hubo recibido preocupantes informes de la participación de la ultra derecha y las fuerzas armadas en tales actividades, incluyendo la Fuerza Aérea, la Primera Brigada de Infantería y la Policía de Hacienda. Aunque los escuadrones de la muerte no operan ahora con el mismo grado de impunidad como ellos lo hicieron a principios de los 80, la resurgencia de las actividades en esta crítica coyuntura levanta seria preocupación por la sobre vivencia de los acuerdos de paz.

La participación del FMLN en las elecciones, la implementación de la reforma agraria, y la participación internacional en el proceso de paz representan una amenaza para que ARENA continúe en el poder y podría provocar una violenta reacción de los extremistas.

Calderón Sol no representa la tendencia política moderna y moderada de Cristiani y su partido ARENA. Su cercana relación del pasado a d’Aubisson y a los ultra conservadores en el partido levanta serias preocupaciones acerca de sus compromisos con los Acuerdos de Paz y el respeto por los derechos humanos.

En un artículo publicado recientemente por el Washington Post y escrito por Douglas Farah, fuentes cercanas a ARENA reportaron que la extrema derecha estaba ganando control y pretendían remover los Acuerdos de Paz. Esos esfuerzos de acuerdo a un informe, fueron apoyados por militares retirados recientemente.

Recomendaciones de la política de los Estados Unidos

Gran parte de los documentos recientemente dados a conocer por los Estados Unidos sobre las actividades de los escuadrones de la muerte vienen desde principios de los 80, principalmente por que los casos de los escuadrones de la muerte investigados por la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas son de ese periodo. No obstante, las escasa información disponible de finales de los 80 y principios de los 90 sugieren que mucha de la misma gente puede aún estar involucrada en las actividades de los escuadrones de la muerte de hoy, y que los nexos entre miembros de la Fuerza Armada y acaudalados civiles aún persiste.

A medida que los documentos de los Estados Unidos arrojen una pista sobre aquellos involucrados en la violencia política actual, estos pueden prevenir mas pérdidas de vidas. En adición a esos documentos ya desclasificados por el Departamento de Estado, CIA y el Departamento de Defensa, el gobierno de los Estados Unidos debería ordenar al FBI a dar a conocer los resultados de su investigación sobre el financiamiento en
Miami de los escuadrones de la muerte y sus actividades en El Salvador, desclasificar documentos del Consejo Nacional de Seguridad relacionadas a esas investigaciones y dar a conocer documentación que evidencia las actividades de los escuadrones de la muerte en los últimos años.

Finalmente, esto debería animar al nuevo gobierno salvadoreño a procesar judicialmente a aquellos individuos, tanto civiles o militares implicados en la planificación, financiamiento, y operación de las actividades de los escuadrones de la muerte. Solamente procediendo contra aquellos involucrados al más alto nivel de las actividades paramilitares puede lograrse una paz duradera, respeto por los derechos humanos y un final a la impunidad con la cual los escuadrones de la muerte continúan operando.
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Referencias:


* Escuadrones de la muerte (El Salvador). (2009, 9) de febrero. Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 17:37, marzo 10, 2009. Disponible en: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Escuadrones_de_la_muerte_(El_Salvador)&oldid=23970637.

* González Ruiz, Edgar (27/02/2005). Millonarios y escuadrones de la muerte: la ultraderecha gobierna en El Salvador [En línea]. Disponible en: http://www.ecumenico.org/leer.php/266

* Gutiérrez, Raúl y Alberto Barrera (10/9/2007). Violencia y terror generan pandillas y grupos de exterminio. Raíces. http://www.raices.com.sv/Poder/detalles.asp?NewsID=1296

* Informe "De la locura a la esperanza: La guerra de 12 años en El Salvador. [En línea]. Funcación acción pro derechos humanos. Disponible en: http://www.fundacionpdh.org/lesahumanidad/informes/elsalvador/informe-de-la-locura-a-la-esperanza.htm

* Roberto D´aubuisson y los escuadrones de la muerte. La página de Maíz.No. 134 a. Disponible en: http://www.equipomaiz.org.sv/images/PagsPDF/Pag134.pdf

Saca, Cristiani y los encubridores de las masacres de ARENA

La Audiencia investiga a Alfredo Cristiani, primer presidente de ARENA, como encubridor por la masacre de los jesuitas en 1989

Era demasiado tarde para que hubiera estudiantes. Sobre las tres de la madrugada del 16 de noviembre de 1989, en pleno toque de queda, una treintena de miembros uniformados del batallón Atlacatl del Ejército salvadoreño entraron en la Universidad Centroamericana (Uca) de San Salvador y dispararon contra todos los que encontraron. En esa matanza perecieron Ignacio Ellacuría "el rector", al vicerrector Ignacio Martín Baró y otros jesuitas hispano-salvadoreños, Armando López, Juan Ramón Moreno y Segundo Montes, además del cura salvadoreño Joaquín López y López todos profesores, así como la cocinera Elba Julia Ramos y su hija Celina, que tenía 16 años.

Entraron por el portón para peatones de la UCA, e incomprensiblemente, esperaron un rato junto al aparcamiento de automóviles. En ese momento pasó un avión a muy baja altura sobre la UCA, el cual despertó a Fermín Sainz y a varios vecinos. Frente al aparcamiento, los soldados fingieron el primer ataque, dañando los vehículos aparcados, y lanzaron una granada. Uno de los vigilantes de la universidad, que dormía en uno de los edificios enfrente del aparcamiento, atestiguó haber oído dos frases: "Ahí no vayan, que sólo hay cubículos" y "es hora de ir a matar a los jesuitas". El operativo se desarrolló formando tres círculos concéntricos. Un grupo de soldados permaneció en zonas distantes al Centro Monseñor Romero. Otros rodearon el edificio. Algunos de ellos se subieron a los tejados de las casas vecinas. Por fin, un grupo más pequeño, "selecto", participó directamente en los asesinatos. Solamente algunos miembros de este grupo han sido acusados y llevados ante la justicia.

"Los asesinados eran la conciencia crítica de El Salvador, sumido en la injusticia estructural y el terrorismo de Estado. Fue un crimen de lesa humanidad llevado a cabo por el Ejército y con el apoyo del Gobierno. No podía quedar impune", señaló Juan José Tamayo, director de la Cátedra de Teología Ignacio Ellacuría en la Universidad Carlos III.

20 años después, dos asociaciones de derechos humanos, una española y otra estadounidense, han solicitado que se juzgue en España al entonces presidente de El Salvador, Alfredo Cristiani, por haber consentido y encubierto la masacre, y a 14 militares que supuestamente participaron en la operación criminal.

Una querella es promovida por la Asociación pro Derechos Humanos de España y el Centro de Justicia y Responsabilidad, con sede en San Francisco (EE.UU.), solicita que se investiguen esos hechos, perdonados por el Parlamento salvadoreño, que en 1993 aprobó una ley de amnistía. general que ha protegido hasta hoy a todos los que estuvieron supuestamente implicados en la masacre, aún en libertad.

Ésa es la razón de que ambos colectivos hayan elegido la Audiencia Nacional, competente para juzgar los delitos de genocidio cometidos en el extranjero. Los hechos, según el escrito presentado ayer, "se subsumen en crímenes de lesa humanidad y terrorismo de Estado" o, alternativamente, "en asesinatos cometidos en el contexto de crímenes contra la humanidad". La querella recayó en el Juzgado Central de Instrucción número 6. Lo primero que tendrá que decidir su titular, Eloy Velasco, es si la admite a trámite, paso previo al inicio de la investigación.

La competencia de este órgano vendría también determinada porque cinco de las víctimas,los religiosos Ellacuría, Ignacio Martín-Baró, Segundo Montes, Juan Ramón Moreno y Amado López eran españoles.

"Encubridor"

Alfredo Cristiani, el primer mandatario de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), según la querella, sería responsable como "encubridor" de los hechos. El ex presidente "ocultó información sobre los hechos", eludió "una adecuada investigación", organizando otra que incurrió "en graves irregularidades procedimentales" e ignoró los requerimientos de la justicia salvadoreña para investigar las muertes.

Además del ex presidente Alfredo Cristiani, entre los denunciados se encuentran el entonces ministro de Defensa, Humberto Larios, o el que era jefe del Ejército Mayor Conjunto de la Fuerza Armada de El Salvador cuando se produjo el atentado, René Emilio Ponce, además de otros cargos de los departamentos de Defensa y Seguridad Pública y otros militares miembros del batallón de Infantería Atlacatl, a los que se acusa de perpetrar los crímenes.

El presidente Elías Antonio Saca, encubre al encubridor

El presidente salvadoreño, Elías Antonio Saca, ha mostrado en contra del proceso penal que podría iniciarse en España y criticó la decisión de la Audiencia de seguir investigando. "Creo que abrir heridas del pasado no es la mejor fórmula para la reconciliación", aseguró Saca, que recordó que, en su momento, se firmó un acuerdo de paz basado en la Ley de Reconciliación y la Ley de Amnistía. Precisamente esta última norma es la que ha impedido que se juzgue a los presuntos autores de la matanza. "Nos sentimos muy orgullosos del presidente Cristiani", prosiguió Saca. "Es el presidente de la paz, es un hombre que sacó al país de la quiebra económica. Estamos con él, lo apoyamos y lo apoyaremos hasta el último instante, porque es un hombre histórico para el país. Definitivamente no tiene nada que ver en eso", concluyó.

No obstante, debe recordarse que los primeros intentos de ocultar el papel de los militares en los asesinatos de los jesuitas se produjeron, como hemos visto, incluso antes de que los soldados abandonaran el campus, atribuyendo el hecho al FMLN en rótulos y pintadas. El gobierno salvadoreño también se apresuró a desarrollar su propia campaña de encubrimiento. A finales de 1989, unos grupos de "emisarios", relacionados con ARENA y con el ejército, fueron enviados a Europa, Sudamérica y los Estados Unidos en una ofensiva diplomática que tenía por objeto combatir la publicidad negativa que los asesinatos le estaban produciendo al gobierno a nivel internacional. Un miembro del personal del Congreso de Estados Unidos, que se reunió en Washington con la delegación salvadoreña, recuerda que el grupo argumentaba que el FMLN quería matar a Ellacuría porque el presidente Cristiani le había pedido que participara en la investigación del atentado contra la sede de la federación sindical FENASTRAS en octubre de 1989. Según ellos, el propio FMLN había dinamitado la sede de FENASTRAS, considerada "fachada" de la guerrilla por el gobierno y el ejército salvadoreños, para intentar crear mártires y así desencadenar la ofensiva guerrillera. Al pedirle que formara parte de una comisión para investigar el atentado, Ellacuría habría descubierto el papel del FMLN en el mismo, por lo que había que matarlo antes de que publicara la verdad. Unas instrucciones preparadas por el ministerio de Relaciones Exteriores para las delegaciones, proporcionan ejemplos de preguntas y respuestas. Si les preguntaban por las amenazas emitidas por la radio contra los jesuitas durante las horas anteriores a los asesinatos, los miembros de las delegaciones tenían que describir el "micrófono abierto" como "una manifestación más de la libertad de prensa que existe en El Salvador." A propósito de la gran cantidad de pruebas circunstanciales que implicaban a la Fuerza Armada en el crimen, el ministerio de Relaciones Exteriores ofrecía lo siguiente: "No debe olvidarse que en cualquier caso, la atribución de tal hecho al gobierno o al ejército salvadoreño carece de todo fundamento moral y jurídico y no debe tomarse más que como una estrategia de los grupos terroristas tendiente a desestabilizar la democracia de la Nación. Debemos tomar en cuenta asimismo, que el beneficiario inmediato de este crimen es el FMLN que lo utiliza internacionalmente en su favor".

El gobierno de El Salvador mantuvo esta versión de los hechos durante todo el mes de diciembre de 1989 hasta que, a primeros de enero de 1990, su posición se hizo ya totalmente insostenible, aun cuando el presidente Saca intente borrar el pasado miserable de la historia sangrienta que la extrema derecha de ARENA ha sembrado en El Salvador.




Referencias:


* Altozano,M. y J.J.Dalton (14/11/2008). La Audiencia estudia una querella por la masacre de los jesuitas en El Salvador.Dos colectivos piden que se investigue por terrorismo al ex presidente Cristiani. En : El País. [En línea]. Disponible en: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Audiencia/estudia/querella/masacre/jesuitas/Salvador/elpepuint/20081114elpepuint_4/Tes

* Cronología del Crimen. 11 al 16 de Noviembre de 1989. En: Simón Bolívar: el hombre libre. [En línea] . Disponible en: http://www.simon-bolivar.org/bolivar/conolog%C3%ADa_de_un_crimen.html

* Jesuitas exigen justicia en El Salvador por matanza sacerdotes (13/11/2008). Agencia Acan-Efe. La Gente.[En línea]. Disponible en: http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/resumen/41570

* La Audiencia investigará a 14 militares de El Salvador por la muerte de jesuitas en 1989. El juez Velasco instruirá la causa por delitos de asesinatos terroristas y contra el derecho de gentes (13/01/2009 )EFE. El País [En línea]. Disponible en: http://www.elpais.com/articulo/espana/Audiencia/investigara/militares/Salvador/muerte/jesuitas/1989/elpepuesp/20090113elpepunac_3/Tes